Luchadoras de la vida, tenaz para respirar, almas guerreras. Dieron batalla a la vida hace tres años, ahora y siempre lo harán por que su esencia es VIVIR.
 Dios me bendijo doble, concedió la gracia de ser madre brindándome unas cachetadas fuertes, agrias pero con el amor más limpio, simple y mero; Que un hijo puede otorgar, pero sobre todo que los padres sientan ser recíprocos.
Ellas me enseñaron hacerlo plenamente, siendo mi atmósfera, confianza, zozobra de cada día, vela, reniego, estrés, debilidad, llanto, me educaron a ser madre. Saber que por lo único que vale la pena el sacrificio es por ellas, por los hijos. Ensayé que esto es el amor que dura, permanece, ama sin condiciones, los amores terceros son solo pasajeros, circunstanciales, concernidos y artificiales.
En fin con Dios y mis hijas me mantengo en mi hogar feliz de esta fortuna que me acompaña. 

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